viernes, 31 de mayo de 2013

Emprendedores formados. Buenos emprendedores

La próxima semana arranca en Barcelona el bizbarcelona.
Bizbarcelona es el evento de referencia en el mundo de la emprendeduría y en el que tengo el placer de colaborar desde hace tiempo en forma de sesiones de asesoría gracias a ESIC / ISM.
La experiencia me ha hecho descubrir que uno de los mayores peligros a los que puede enfrentarse un emprendedor es el déficit de formación y este es el tema al que quiero dedicar esta entrada en el blog.


A la hora de poner en marcha un proyecto propio, podemos clasificar  a los emprendedores en función de dos parámetros. Su nivel de conocimientos del sector y su grado de formación específica como emprendedores.
Así, nos aparecen cuatro posibilidades. La primera es la situación más deseable. Se da cuando un emprendedor sabe de su negocio y a la vez, tiene la formación y conocimientos necesarios para asegurarse la toma de decisiones profesional y el planteamiento estratégico adecuado. No es garantía de éxito porque nada lo es, pero las probabilidades de que la aventura funcione bien son mucho mayores que cualquiera de las otras tres circunstancias.

La segunda puede darse en emprendedores que si tienen formación como tales. Que han detectado una oportunidad y se lanzan a por ella sin conocer el sector en que van a trabajar. Cada sector es un mundo y adentrarse en este mundo desconocido va a ser muy peligroso. Tanto como caminar por un campo de minas del que no se tiene un mapa y cuidado, porque los competidores, a no ser que hayan cometido el mismo error si que lo tienen. Tranquilos, porque hay antídoto. Buscar la colaboración de alguien que si conozca el negocio.

La tercera es posiblemente la más frecuente, es el error que cometen los que conociendo el “negocio” se lanzan a la aventura pero sin tener ningún conocimiento de gestión. Acostumbran a actuar por la “intuición” y en el mejor de los casos admiten la falta de conocimientos y externalizan algunos aspectos de la gestión. El problema es que delegar la gestión de impuestos, las nóminas o la contabilidad en una gestoría no significa excesivos riesgos, pero lo que no se puede externalizar es la toma de decisiones ni el planteamiento estratégico. Para evitar el error también hay antídoto. La formación. 

Y por fin la cuarta, que es la de los que emprenden sin saber del negocio ni tener conocimientos de gestión. No tiene antídoto. Normalmente son verdaderos suicidas que se embarcan y pueden embarcar  a otros en proyectos destinados tarde o temprano al fracaso absoluto.


Emprendedor, asegúrate de que estás en primer cuadrante y si no lo estás, por la vía que sea, incorpora a tu proyecto tanto el conocimiento del sector como la necesaria formación en la gestión.

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