La próxima semana arranca en Barcelona el bizbarcelona.
Bizbarcelona es el evento de referencia en el mundo de la
emprendeduría y en el que tengo el placer de colaborar desde hace tiempo en
forma de sesiones de asesoría gracias a ESIC / ISM.
La experiencia me ha hecho descubrir que uno de los mayores
peligros a los que puede enfrentarse un emprendedor es el déficit de
formación y este es el tema al que quiero dedicar esta entrada en el blog.
A la hora de poner en marcha un proyecto propio, podemos
clasificar a los emprendedores en
función de dos parámetros. Su nivel de conocimientos del sector y su grado de
formación específica como emprendedores.
Así, nos aparecen cuatro posibilidades. La primera es la
situación más deseable. Se da cuando un emprendedor sabe de su negocio y a la
vez, tiene la formación y conocimientos necesarios para asegurarse la toma de
decisiones profesional y el planteamiento estratégico adecuado. No es garantía
de éxito porque nada lo es, pero las probabilidades de que la aventura funcione
bien son mucho mayores que cualquiera de las otras tres circunstancias.
La segunda puede darse en emprendedores que si tienen
formación como tales. Que han detectado una oportunidad y se lanzan a por ella
sin conocer el sector en que van a trabajar. Cada sector es un mundo y
adentrarse en este mundo desconocido va a ser muy peligroso. Tanto como caminar
por un campo de minas del que no se tiene un mapa y cuidado, porque los
competidores, a no ser que hayan cometido el mismo error si que lo tienen. Tranquilos,
porque hay antídoto. Buscar la colaboración de alguien que si conozca el
negocio.
La tercera es posiblemente la más frecuente, es el error que
cometen los que conociendo el “negocio” se lanzan a la aventura pero sin tener
ningún conocimiento de gestión. Acostumbran a actuar por la “intuición” y en el
mejor de los casos admiten la falta de conocimientos y externalizan algunos
aspectos de la gestión. El
problema es que delegar la gestión de impuestos, las nóminas o la contabilidad
en una gestoría no significa excesivos riesgos, pero lo que no se puede
externalizar es la toma de decisiones ni el planteamiento estratégico. Para
evitar el error también hay antídoto. La formación.
Y por fin la cuarta, que es la de los que emprenden sin
saber del negocio ni tener conocimientos de gestión. No tiene antídoto.
Normalmente son verdaderos suicidas que se embarcan y pueden embarcar a otros en proyectos destinados tarde o
temprano al fracaso absoluto.
Emprendedor, asegúrate de que estás en primer cuadrante y si
no lo estás, por la vía que sea, incorpora a tu proyecto tanto el conocimiento
del sector como la necesaria formación en la gestión.