miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿A QUE PRECIO DEBO VENDER LOS PRODUCTOS EN MI PEQUEÑO COMERCIO?

LA CLAVE ESTÁ EN LA DIFERENCIACIÓN
Entre la tienda de conveniencia y el discount

No hay nada caro o barato, existen precios elevados y precios bajos. El consumidor acepta que un mismo artículo pueda tener precios diferentes en lugares diferentes, sabe que una lata de refresco le costará más en una máquina expendedora que en el supermercado y no obstante, casi seguro que compra en los dos sitios.
En este caso concreto la diferencia estará marcada por la necesidad de consumo inmediato y por la cercanía entre éste y el acto de compra.

El nivel de los precios de nuestra tienda será una forma más de diferenciarnos de nuestro entorno. El posicionamiento de precio que escojamos para nuestro punto de venta deberá estar vinculado principalmente a la tipología de nuestros clientes y al Mix que establezcamos entre las variables de surtido, servicio, localización y la personalidad propia del establecimiento.

No olvidemos que el nivel de precio que apliquemos deberá ser directamente proporcional a otros parámetros, entre ellos el surtido y calidad de nuestros productos, el servicio, el valor ecológico, la necesidad del producto, la exclusividad de la marca o la cercanía al momento de consumo. A mayor nivel de estos, mayor será el nivel de precio aceptado por el consumidor.

El precio de las cosas tiene en realidad poco que ver con su coste, se trata de la valoración subjetiva que el consumidor hace de un producto o del grado de necesidad que tenga de él en el momento de la compra. Y por lo tanto:
- Con precios bajos podemos reforzar nuestra imagen de que:
o Estamos al servicio de un público modesto
o Disponemos del surtido básico pero esencial
o El público no pagará por servicios que no necesita
o Tampoco le cobramos por una decoración lujosa que a ellos no les aporta nada.
o Compensarán con un coste más bajo el no comprar en los centros comerciales de la ciudad.

- Con precios altos podemos reforzar nuestra imagen de que:
o Disponemos de marcas exclusivas y además, en nuestra tienda siempre encontrará el producto que necesita
o Disponemos del mejor nivel de calidad del entorno
o Aconsejaremos al cliente con profesionalidad y conocimiento absoluto sobre el producto más adecuado a sus necesidades
o Le ofrecemos a nuestro cliente servicios adicionales como servicio a domicilio o información periódica de novedades.
o Abrimos durante un horario más amplio.
o La amplitud de nuestra tienda le evita agobios y colas
o Nuestra cercanía a su domicilio o a lugares a los que acude con frecuencia le evitan desplazamientos innecesarios.

La decisión es nuestra, si miramos a nuestro alrededor veremos que hoy en día y para sus compras habituales, el consumidor puede elegir el lugar de compra entre un abanico de posibilidades que van desde comprar en supermercados de los llamados discount conocidos por sus bajos precios, hacerlo en supermercados normales o bien, en las llamadas tiendas de conveniencia con precios altos, todas ellas son formatos comerciales que venden y funcionan. En el caso de un pequeño comercio independiente será parecido, pero antes de adoptar una postura concreta asegurémonos de elegir y conocer bien a nuestro consumidor, saber lo que necesita, establecer una estrategia coherente en todas sus variables y diferenciarnos de nuestro entorno.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Información sobre salud en Internet. Consejos para el médico

Hoy en día, Internet se ha convertido en la primera fuente de información sobre salud para el público en general. La primera reacción de un paciente o su familia cuando le diagnostican una enfermedad es buscar información sobre la misma en Internet.
Y encontrará información, seguro. Mucha información. Pero por desgracia, no todo lo que va a encontrar será verdad e incluso, muchas de las informaciones que obtendrá serán sesgadas.
Este exceso de información puede devenir en un peligro para la propia seguridad del paciente y para la relación entre médico y paciente. Pero evidentemente la solución no es “prohibir” al paciente que busque en Internet. La solución pasa por advertirle de los riesgos de esta búsqueda y ofrecerle alternativas para obtener toda la información de la que está necesitado pero que provenga de fuentes seguras.
Lo ideal es acompañar el diagnóstico con un listado de lo que podríamos llamar “fuentes seguras”, indicándole al paciente que en ellas va a encontrar toda la información que necesita.
No se trata de que el médico navegue horas y horas seleccionando los lugares que ofrecen esta información segura, basta simplemente con que invite al paciente a visitar las páginas que seguro que lo son , le ofrezca las direcciones y si es posible, en un folleto con la dirección web y un comentario sobre el titular de la misma y la información que contiene cada una de las páginas recomendadas.
Pero posiblemente, la mejor alternativa es colocar esta información en la propia página web de la consulta, ya sea como información propia de la consulta o mediante lo que podríamos llamar enlaces recomendados, invitando al paciente a que encuentre la información en nuestra página.
Algunas de estas fuentes seguras son las páginas de:
- Las Sociedades Médicas (nacionales e internacionales)
- Las Asociaciones de Pacientes
- Las de las Instituciones oficiales de salud (Ministerio, consejerías, etcétera.)
- Las del National Institute of Health (http:www.nih.org) publicadas por el gobierno de los Estados Unidos y en donde se encuentra mucha información traducida al castellano.